Entre la ética de la conveniencia y la ética del temor

Ser honesto por temor o conveniencia no es ser honesto



Decir la verdad por temor, ser honesto por temor, ser puntual por temor, en realidad no son cualidades ni virtudes, sino el disfraz de una conducta que, si bien busca la aprobación social, en realidad el propio sujeto queda inmerso en variadas formas de apariencia e hipocresía. Así, cuando alguien no roba por temor, deja intacto el pensamiento de robo en su conciencia y mantiene vivo el impulso al robo, ya que frena una conducta que seguramente surgiría como deshonesta si desaparecieran las circunstancias del control social.

Esperar la casualidad o aprovechar las oportunidades

Segunda parte

Cuando la mente creativa no necesita de la suerte 


Retomando nuestras reflexiones acerca de la inclinación a creer en la suerte y cómo tal creencia se relaciona con una forma tosca de pensar, podríamos decir que el individuo en tal situación desdeña su propia capacidad y subestima o ignora su talento. Y dado que cada uno logra el éxito o el fracaso en función de las capacidades y conocimientos que efectivamente posee, surge que quien cree en la suerte y en la casualidad termina en la inmovilidad de su mente frente a quien, conociendo su talento y capacidades, puede aprovechar creativamente las oportunidades. 

Esperar la casualidad o aprovechar las oportunidades

Primera parte

Cuando la mente pasiva va detrás de la suerte 


No es lo mismo esperar la visita de la suerte que aprovechar, aún en su fugacidad, las oportunidades que se presentan a cada momento. En ambos casos, la mente actúa de manera diametralmente opuesta. Quien espera la suerte mantiene su mente pasiva y estática, sin construir procesos activos, ya que sólo imagina la llegada de aquello a que aspira sin esfuerzo alguno. Quien aprovecha las oportunidades, en cambio, mantiene su mente activa, creativa y expectante, transformando cada hecho, adverso o favorable, en nueva oportunidad.

Entre la suerte y la capacidad propia

Aportes pedagógicos para el progreso personal

Una observación superficial de la vida cotidiana, nos muestra a individuos que dicen tener suerte por sus logros envidiables y a individuos que manifiestan no tenerla, ya que padecen el sufrimiento de no haber logrado ciertos objetivos. Esta es una observación simplista, que atribuye a la suerte el hecho de gozar un beneficio o padecer un percance o fracaso. De allí que habitualmente la mayoría incorpora a su vida cotidiana las ideas de la “buena suerte” y de la “mala suerte”, haciendo depender de lo fortuito, del destino y de la casualidad aquellas circunstancias óptimas y condiciones desfavorables que a cada uno le toca vivir.

Cómo motivar a un hijo adolescente

El talento postergado por la comodidad y el desgano



Una de las mayores inquietudes de los padres en la actualidad consiste en la falta de voluntad con que sus hijos adolescentes encaran las responsabilidades propias de su etapa formativa. Les preocupa no saber qué hacer para ayudarlos ante la apatía y el desgano que convierte a los jóvenes en seres indiferentes y faltos de motivación para responder al esfuerzo cotidiano. Si a ello se agrega la seducción que ejercen la cultura del vale todo y la propensión a lo fácil, se podrán comprender el atascamiento y la parálisis en que muchos jóvenes se encuentran respecto del futuro. 

Hacia un cambio radical del pensar y decir

La importancia del “por ahora”


La propensión del ser humano a creer que todo es permanente, lo lleva a aferrarse a una forma fija de vivir y a buscar cierta garantía de inamovilidad en sus cosas cotidianas. Si bien en teoría comprendemos que el universo está en permanente cambio y movimiento, sin embargo queremos sentir que nada cambia y que todo es estable y previsible. De allí que el futuro aparece a nuestra mente con imágenes de fijeza, buscando siempre, desde una construcción imaginaria, una aparente certeza acerca de cómo ese futuro aparecerá en nuestra vida. Por eso, resistimos utilizar expresiones tales como “quizás”, “por ahora”, “en principio”, ya que dejaría con sensaciones de suspenso e incertidumbre a una mente reacia a los cambios y ávida de seguridad.

Los aparentes cambios educativos

El maquillaje del moribundo 




cambios educativos
Ante el dato cierto de que los egresados del sistema educativo formal transcurrieron doce años de aprendizaje con jornadas de por lo menos cuatro horas, un imaginario extraterrestre sacaría esta lógica conclusión: “aquí hay genialidad, los egresados seguramente dominan varios idiomas, deben tener un fluido manejo de las operaciones lógico-matemáticas y una creatividad sin límites que les permite resolver los problemas cotidianos y de convivencia sin agredirse; serán pacíficos y no les temen a los vaivenes de la vida, además de ser sutiles en su modo de razonar y pensar...” 

La difícil aventura cotidiana para decidir

El arte de mentirse a sí mismo 


A diferencia del hombre libre, con capacidad de decisión para actuar y pensar con autonomía, el esclavo transcurre su tiempo en una vida programada y decidida por otro. Aquí, “el otro” aparece a la mente del esclavo bajo una imagen de seguridad y rigidez que le permite vivir la sensación de estar en un apacible resguardo sin sobresaltos ni sorpresas. Esto significa que su vida se consume en la aridez y en la monotonía de hacer siempre lo que otro decide, sin siquiera cuestionar, opinar o cambiar sus rutinas, dado que prevalece un oculto temor a equivocarse. 

Los caminos hostiles

La oportunidad inteligente de acercarse a una nueva realidad 


A diferencia de los caminos y senderos plenos de comodidad, confort y bienestar para quienes los transitan, los caminos escarpados son abruptos y molestos, aun cuando en ciertos casos podrían ofrecer algunas ventajas. Lo cierto es que el sendero escarpado reclama ser transitado de manera consciente y cuidadosa, a la inversa de aquellos caminos en que la comodidad permite a quienes los transitan algunas despreocupaciones y hasta descuidos sin consecuencias graves. 

Los contenidos de la mente

Impacto de los pensamientos negativos en la vida cotidiana 

En nuestra nota anterior, dijimos que el contenido de la mente define el contenido de la vida, dado que éste depende de lo que elaboramos y concebimos internamente. Los enfoques cognitivos establecieron, ya desde la antigüedad, que la conducta humana depende de la representación mental que el sujeto construye para llevar a cabo un proyecto o definir el sentido de su conducta y de lo que aspira en la vida. De allí que dicha representación actúa como elemento previo e insoslayable en todo el abanico del comportamiento humano, sea en aspectos relacionados con cualidades y virtudes como disfunciones o defectos. Surge, entonces, que la actividad del ser humano procede de las imágenes y pensamientos que va construyendo, siendo éstos el elemento causal del amplio espectro comportamental. 

El contenido de la mente define el contenido de la vida

¿Qué tiene cada uno en su mente? 

Cuando vemos a una persona, conocida o no, surge la necesidad de indagar acerca de cómo es su vida y en qué cosas o cuestiones ocupa su tiempo y los espacios de su mente. Así, en unos casos, el observador indaga acerca de aspectos relacionados con las condiciones materiales, de confort, de trabajo, de convivencia, si tal persona tiene aspiraciones y metas, si posee familia, vive bien, de manera confortable o sufre necesidades. 

La vocación que no fue escuchada

La deslealtad para consigo mismo 


Afirmando el propósito de nuestros ensayos, tendiente a generar espacios de reflexión para percibir de un modo diferente lo que se vive todos los días en los lugares de siempre, queremos presentar la experiencia de la vocación personal. Comprender la propia vocación nos permite nuevas comprensiones o comprensiones más profundas sobre los hechos cotidianos, aun cuando por su carácter simple y sencillo suelen pasar desapercibidos y no se les otorgue importancia o relevancia alguna. En principio, diríamos que de acuerdo con la dirección que se le haya dado a la vocación personal, será la intensidad y la calidad como se viva y encare cada situación que se presente y que compone el extenso ámbito de la cotidianeidad. 

El arte de empezar de nuevo

La sabiduría de actuar y vivir sin reproches 

Para restablecer el impulso creativo de la alegría cotidiana, se hace necesario un aprendizaje que permita vivir con intensidad los instantes y momentos del día. Un elemento que conspira contra ello, es el temible reproche. En sus diversas versiones, todo reproche tiene un efecto descalificador, al punto de quitar valor a quien cree ser sujeto de algún merecimiento. 

La alegría cotidiana como impulso creativo

Calidad de vida es hacer fluir la autonomía en cada instante 

Quienes siguieron nuestras últimas reflexiones, habrán podido detectar la secuencia lógica y el valor existencial de los conceptos para poder llevar a la práctica un enfoque diferente respecto de lo que comúnmente se entiende por calidad de vida. La tan mentada calidad de vida se la considera vulgarmente como si fuera un estado de felicidad cuasi-providencial que se obtiene en circunstancias especiales y hasta con erogaciones y recursos especiales. Cuando se piensa así, la calidad de vida y la felicidad nunca llegan, ya que denota una dependencia mental a situaciones y a factores externos a la realidad y a la sencillez de la vida del sujeto. 

Rutina laboral y familiar

Cuando la vida aburrida busca nuevos paréntesis 


Según señalamos en la nota anterior, las vacaciones se distorsionan cuando se convierten en un añadido superpuesto, a modo de un paréntesis que termina en un descanso artificial alimentado por la fantasía de liberación de las ya conocidas exigencias y presiones del trabajo rutinario. Suprimida la alegría y la creatividad en la vida personal, familiar o laboral, cualquier intento de descanso será imaginado como un oasis o paréntesis milagroso. Pero tal exageración se esfuma luego ante una implacable rutina que termina por “secar” y adormecer las horas y los días de quien no ha decidido preparar su mente para cambiar y revertir su habitual lógica repetitiva. 

Saludos estandarizados



Un contagio mental inadvertido


El fenómeno de los contagios mentales tiene como característica el hecho de que impulsan a asumir comportamientos y modos de pensar por imitación inadvertida, al punto que la gran mayoría de las personas dice las mismas cosas, piensa en lo mismo y, sobre todo, asume conductas y hasta postula valores como si fueran propios y sin haberlos sometido a un análisis consciente y autónomo. A ello pertenecen, como sostuvimos en notas anteriores, los llamados estereotipos, generadores de la violencia de la uniformidad. Tal proceso conspira contra la iniciativa personal y afecta la capacidad de los individuos para pensar por sí mismos, provocando un impacto mental uniforme mediante un mensaje colectivo. Este efecto nivelador de la conciencia define el contagio mental, expresado en una suerte de emparejamiento mecánico en el pensar, en el sentir y en el obrar, inducido siempre desde fuera del sujeto.

La tramposa euforia de año nuevo

Las explosiones emocionales, correlato de los fuegos artificiales 

El deseo de renovación que aflora en estos días en casi todos los habitantes del planeta, es honesto y sincero. Todos anhelan de verdad hacer un corte con lo viejo, con una vida rutinaria o aburrida y con algunos defectos o hábitos que complican los vínculos y relaciones cotidianas. Así, la gente en estas circunstancias vive la grata sensación de poder avizorar algunos cambios y de gozar por anticipado los incuestionables beneficios y resultados de una renovación, con la esperanza de que los cambios ocurran tal como se imaginan. 

El riesgo de las vacaciones compulsivas

Cuando el descanso es un añadido artificial y 
una fantasía de liberación


Es tiempo de vacaciones y todos buscan programarlas en medio de intrigas, discusiones familiares y luchas internas por el tiempo que no alcanza. Que el dinero sea escaso, para algunos es un problema y para otros no. Pero ambos están igualados en un estado emocional: no pueden sustraerse a las preocupaciones y tensiones inherentes a la vida cotidiana y construyen imágenes de un descanso fuertemente deseado. 

Por qué los proyectos fracasan y los vínculos desaparecen

La rigidez mental como disfraz de la inseguridad en si mismo


La rigidez mental proviene de una suerte de parálisis del pensamiento, generada por la falta de agilidad y flexibilidad para interpretar los cambios y las fluctuaciones naturales del entorno que rodea al sujeto. De allí la dificultad de quien la padece para vincularse y establecer adaptaciones en armonía con los demás. Las “adaptaciones en armonía” se gestan en la conciencia y el convencimiento íntimo que le permite al sujeto promover relaciones flexibles y abiertas, a diferencia de las “adaptaciones forzadas” que surgen de la necesidad o la conveniencia. Por eso, estas últimas no son tales, pues podrían mantener un sedimento de rigidez que emergería nuevamente al desaparecer la necesidad o el motivo de esa aparente adaptación. 

El docente como herramienta del aprendizaje

Creencias que obstaculizan la tarea de aprendizaje


Colocar al docente como causa principal del aprendizaje del alumno es un principio aceptado, tanto en la teoría como en la práctica, por no pocos miembros de la comunidad educativa. Es preciso advertir que tal principio encierra una falacia conceptual que se transforma, cuando adquiere un modus operandi aplicado sin reservas, en el mito más influyente durante el trabajo áulico. Este mito pasa a formar parte de un sistema de creencias que dará lugar a una cultura pedagógica caracterizada por una actitud mental que impulsa a un modo de pensar y actuar que guía y condiciona cada una de las acciones y comportamientos del docente frente al grupo. 

Una perspectiva de la autoridad escolar

¿Autoridad escolar o autoridad escolarizada? 

En cualquier ámbito de la vida social, institucional y organizacional, la experiencia nos muestra que la ausencia de una autoridad inteligente y conciliadora promueve un vacío funcional y grupal. A partir de ese “quiebre”, muchas veces oculto, se transita un camino de fragmentaciones por vía de desconfianza, sospecha, apatía, negligencia o desinterés que conduce a un caos muchas veces irreversible. Pues el caos se gesta en la torpeza de quien ejerce una autoridad excesiva, nula o deficiente al atomizar y desintegrar, por exceso o por defecto, las interrelaciones funcionales y los vínculos personales. Pero también el caos se perpetúa cuando los individuos, sea por reacción ciega, sea por sumisión pasiva o por temor, dejan de pensar con autonomía y de construir ámbitos evolutivos de convivencia y de aprendizaje grupal. 

Climas para aprender en bienestar

Hacia una conducción institucional centrada en las personas 

Como principio pedagógico básico y elemental, la naturaleza del proceso de aprendizaje reclama estar asociada a condiciones de bienestar y nunca de malestar. De allí la necesidad de crear siempre “climas nutrientes” que permitan y faciliten aprender con alegría y confianza. Se entiende por clima nutriente de aprendizaje ese ámbito dinámico capaz de generar estímulos, confianza en sí mismo, entusiasmo y voluntad de aprender. Lejos del control y la rigidez, durante el desempeño de la tarea didáctica emergen espontáneamente la integración y los vínculos interpersonales, formando parte activa y dinamizadora de un proceso creativo orientado a enseñar y aprender de manera constructiva y artesanal. 

Las habilidades convencionales podrían terminar en mala praxis

Hacia prácticas adaptativas y abiertas




La condición racional del ser humano lo impulsa a desarrollar actividades y a promover su desarrollo evolutivo constantemente. Por eso, la historia de la ciencia y la técnica corren parejas con la historia de la humanidad, lo que dio lugar a que en los diversos campos de la actividad humana se fueran instalando parámetros e indicadores acerca de las condiciones básicas para poder llevar a cabo una actividad aceptable, bajo los requisitos de calidad e idoneidad. Esto, desde la más simple de las actividades manuales hasta la más exigente, como sería la actividad de enseñar. Quien enseña a manejar un vehículo desarrolla una actividad mucho más sofisticada que la ejecución del simple manejo, ya que para enseñar algo se debe pasar previamente por su ejecución precisa, bajo riesgo de hacerlo con grandes desaciertos. 

Hipótesis para cancelar la deuda social de la educación

El pecado social de la mala praxis 


Si observamos atentamente, en la mayoría de las descripciones y diagnósticos acerca de la realidad social, aparece un lugar común al que todos le atribuyen el mágico poder de revertir las disfunciones, injusticias y ausencia de calidad que afecta los procesos y la dinámica de una sociedad que reclama que las cosas se lleven a cabo con mayor responsabilidad y eficacia. Ese lugar común es la educación. Se apela a ella cuando las soluciones de fondo no aparecen o no se vislumbran los mecanismos idóneos en el área respectiva. 

Enfoque cognitivo de la mala praxis en educación

Hacia una reformulación de la formación docente 


En cualquier campo o área de las diferentes profesiones y actividades humanas, desde la función médica, la función docente, política o comercial, la mala praxis se genera por la no congruencia y por el desfasaje entre las exigencias objetivas de la tarea y la habilidad y aptitud personal de quien tiene a su cargo ejecutarla. Así, el chofer de un taxi caería en mala praxis si su capacidad real no guardara congruencia con las exigencias objetivas requeridas para el manejo eficiente y seguro planteado por el servicio que debe prestar. Del mismo modo, el cirujano caería en mala praxis si su talento quirúrgico no existiera, no guardara coherencia o no se ajustara a los requerimientos de la tarea inherente a la acción de curar. 

Albert Einstein no aprobaría un concurso docente

Los estigmas de la formación docente 


Si observamos atentamente, el mismo Einstein se vería con serias dificultades para ingresar a alguno de los institutos de formación docente afectados por el estigma de la tan mentada “secundarización”. El tribunal que lo examinaría en la entrevista de un imaginario concurso le preguntaría, en primer lugar, sobre la fuente bibliográfica de donde provienen sus conocimientos y en qué autores se basarán sus clases y los temas que va a trabajar. Previa revisión de las unidades temáticas y de la secuencia lineal de contenidos de un programa rígido, el tribunal hará hincapié en una cuestión que será letal para aprobar: la explicitación de un cronograma acerca del dictado de los contenidos y la indicación de los trabajos prácticos con sus correspondientes fechas de realización y entrega. Semejante mención, que soslaya los procesos cognitivos de quien aprende, elevaría ese plan elemental a la categoría de “proyecto”. 

Hacia una educación que enseñe a pensar

El camino de la idoneidad docente 


educarcion felizLas paradojas de la formación docente y la incompetencia directiva, que señaláramos en nota anterior, conducen a una educación sin nivel y afecta la calidad de la enseñanza en todo el sistema. Tal situación guarda un correlato con lo manifestado en nuestra encuesta semanal, donde cerca de un 80% de las respuestas indica que la baja calidad de los procesos de aprendizaje se debe a la existencia de una metodología ineficiente. Y aunque tal metodología sea atribuible a los propios estudiantes cuando aprenden o a sus docentes cuando enseñan, lo cierto es que ello se debe a problemas de idoneidad en el ejercicio docente y que, en casos extremos, configura un verdadero problema de mala praxis. 

Las paradojas de una educación sin nivel

El pilar sistémico de la calidad educativa 


El informe McKinsey (2007) relacionado a cómo hicieron los sistemas educativos con mejor desempeño del mundo para lograr sus objetivos, determinó que en aquellos países que se propusieron un cambio en la calidad pedagógica lo lograron en un corto tiempo a través de docentes formados desde nuevos paradigmas y modelos de aprendizaje. Los sistemas que pudieron mejorar su calidad educativa fijaron como meta prioritaria hacer que la gente talentosa se interese por la docencia y, al mismo tiempo, desarrollar a los docentes para mejorar sus prácticas a fin de jerarquizar su función y generar un impacto formativo de calidad. 

Síndrome del esclavo satisfecho

La trampa mental del esclavo culto 


Planteando un absurdo con cierta ironía, diríamos que lo peor que le podría pasar a un esclavo es sentirse satisfecho con la vida que está viviendo y con el trato que le ofrecen. Este tipo de satisfacción paradójica, que en la cultura actual es propia del neurótico adaptado, no piensa ni prevé el futuro y reduce la vida a la satisfacción inmediata de lo cotidiano. Esto constituye una verdadera trampa mental, ya que incrementa cada vez más la aceptación resignada de una condición inadvertida de esclavo. Lo que define a un esclavo no son sus cadenas físicas ni la imposibilidad de moverse de un lugar a otro sin previa autorización. Exagerando más, tampoco los latigazos pasarían a constituir el componente más importante de la condición de esclavo. 

Cómo dejar de ser un esclavo bien vestido

Trabajo rutinario, talento postergado


Cuando alguien trabaja mal porque se siente incómodo por una rutina plagada de aburrimiento, se podría decir que está achicando su vida y le está quitando esa energía que conduce al placer y a la satisfacción con la tarea que se hace. Sea porque el sujeto no se siente capaz o porque está en el lugar equivocado, lo cierto es que el trabajo rutinario posterga su talento y conspira contra su creatividad. Observando la dinámica de nuestra encuesta semanal, nos encontramos con datos (provisorios) poco alentadores, frente al cual deberíamos reflexionar para poder recuperar ese talento creativo que oxigena y dinamiza la vida personal. 

Trabajar con arte o estar ocupado en la rutina

La creatividad del sujeto autónomo y la monotonía del autómata 




Generalmente se considera como una cuestión válida y universalmente aceptada, el hecho de que a un elevado porcentaje de individuos le resulta tedioso y deprimente visualizar el trabajo del día siguiente. Sea por la ejecución del trabajo en sí o por el clima en que se lo ha de realizar, lo cierto es que se espera el viernes como el día más distendido, ante la inminencia de un fin de semana imaginado como liberador y altamente placentero. Pero la realidad del mismo fin de semana en muchos casos no se presenta tal como fue imaginada, ya que la paz anhelada y las gratificaciones casi nunca aparecen. Esto demuestra que el ser humano tiende a compensar con su imaginación lo que en la realidad se le presenta como adverso y tedioso. 

Entre la abundancia y la escasez

Fundamento cognitivo del despilfarro

La paradoja casi inexplicable por la que resulta difícil tener una conducta creativa en los momentos prósperos, quizás se deba a cierta confusión por la que el sujeto, al no sentirse exigido por la situación de bienestar que disfruta, entra en un estado de parsimonia y lentitud para actuar o decidir. Ante la bonanza no exigente, la mente sin disciplina se retrae y limita el pensamiento y las posibles decisiones a una visión plana y coyuntural en el disfrute de la inmediatez. 

Cuando la tranquilidad genera confusión y la adversidad lucidez

Una hipótesis cognitiva 


En la experiencia cotidiana se observa la paradoja de que muchas personas viven en un estado mental poco lúcido cuando se les presentan períodos o condiciones de bonanza, al punto de no poderlos disfrutar. Se trata de un estado de confusión, provocado por cierto atontamiento que conduce a la parsimonia, a la dejadez y a la lentitud para pensar. Surge cuando el sujeto se encuentra “empalagado” con todo lo que dispone, afectando la agilidad de su pensamiento y la rapidez en las decisiones que debe tomar. 

Cuando la necedad invade a la pareja

Interrogantes del infortunio inesperado 

Si bien días pasados dábamos por finalizada la secuencia relacionada con la “semana del necio”, nos parece oportuno proseguir estos días con otras consideraciones, teniendo en cuenta los resultados de la encuesta semanal en los que, con sorpresa de muchos, la mayor necedad parecería estar circunscripta al círculo de la pareja y de los jefes y colaboradores en el ámbito laboral. Quizás la explicación la encontremos en el hecho de que los epítetos no reproducibles, que se cosechan casi a diario cuando hay un necio en la pareja o en el ambiente laboral, se deban a que la asiduidad y frecuencia sistemática en el trato convierten a aquél en un invasor desagradable. A instancias de las sugerencias de muchos lectores de nuestro blog, trataremos el tema a la luz de los resultados parciales de la encuesta. 

El necio y su función de retardo

El necio influyente retrasa la acción del grupo donde actúa 


En realidad, con esta nota concluimos la “semana del necio”, en homenaje a las víctimas de la profesión más extendida y hasta milenaria y de la que ninguna sociedad, familia, pareja u organización pudo escapar. En cualquier lugar en el que se encuentre un necio activo e influyente, allí mismo aparecerá, de una manera u otra, una función de retardo o de interferencia. El hecho de tener que tratar de convencer al necio de su equívoco mediante intentos que resultan de entrada infructuosos, implica un desvío en el uso del tiempo y de la energía individual o grupal. No es el caso de persuadir a quien está abierto al diálogo y a nuevas comprensiones, sino de forcejear sin resultado alguno ante quien cerró su mente y se adueñó de una verdad implacable y superior a cualquier otra. 

El silencio del sabio y la verborragia del necio

Mapa oculto de la armonía y el conflicto grupal 

Si tomamos cualquier grupo humano, desde la pareja, la familia, el aula escolar, el ambiente laboral, hasta el clima de las grandes organizaciones, sin excluir el mismo entorno social, encontraremos un mapa oculto configurado por dos fuerzas también ocultas y contrapuestas en constante pugna. Es la lucha entre el sabio y el necio; o mejor dicho, la lucha entre el hombre sencillo y de sentido común y el necio que ignora lo que cree saber. Así, en ese campo de lucha se enfrentan el silencio oportuno del cuerdo y la verborragia grandilocuente del mediocre. 

Organizaciones dirigidas por necios

El estrago mental de la necedad 


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Cuando el lugar de actuación del necio es el grupo, el equipo o cualquier ámbito en el que actúen otras personas, habría que hacer de cuenta que en esos lugares la inteligencia empieza a apagarse y la lucidez del intercambio a sufrir serias fracturas. Dado que el necio necesita, al igual que el soberbio, la presencia de aquellos con quienes ha de intercambiar, muchas veces adquiere habilidades de comunicación y seducción en proporción directa a su necedad. 

Cómo fortalecer la autoestima y el talento

El temple humano se crea y se perfecciona


Cuando la falta de confianza en sí mismo se apodera de la mente del sujeto, éste deja de tener una mirada alentadora de su propia vida. El horizonte de la esperanza se cierra, “vive al día”, le teme al futuro, suprime la confianza en los demás y aniquila las posibilidades de cualquier proyecto de crecimiento. Es la manera de morir lentamente en el pesimismo y en la oscuridad de una vida sin sentido. Al perder el sentido de la vida, todo lo que se hace se realiza rutinariamente y sin la energía creativa que generan los vínculos solidarios. Y ante la falta de alegría, aparece la búsqueda compulsiva de satisfacciones a cualquier precio para salir engañosamente del infierno de un tiempo que cada vez se hace más insoportable.


Enfrentar y ampliar los propios límites

Adaptación constructiva a situaciones hostiles e imprevistas 


Como todo ser viviente, en ciertos momentos y circunstancias el ser humano debe enfrentar situaciones inesperadas, virulentas y hostiles. Esto podría exceder su umbral de tolerancia a la adversidad o a ciertos estímulos inusuales o excesivos. Cuando esto último sucede de modo extremo, puede sobrevenir la muerte o la enfermedad y esta es una regla universal en la naturaleza de todo ser vivo. Por otra parte, y debido a su configuración psicológica y mental, el hombre debe enfrentar situaciones adversas que conmueven su vida emocional y mental. En este terreno cognitivo, tampoco queda exceptuada la regla universal relacionada con los umbrales de tolerancia que la psiquis humana tiene también con aquello que se le presenta con rasgos de hostilidad. 

El arte de recuperar lo mejor de cada uno

Proceso para identificar y erradicar los estigmas mentales 


En las notas precedentes, relacionadas con los estigmas mentales y los efectos de la violencia blanca en la vida personal, definimos un hilo conductor como base para la interpretación y aplicación de los conceptos. Dicho eje conceptual postuló en todo momento el desarrollo del talento y de nuevas capacidades desde un constructivismo que supere el modelo fragmentario y mecanicista del conductismo. Ello nos exigió aplicar un enfoque sistémico-cognitivo como condición para revertir los efectos no deseados que provienen de una educación que no tuvo en cuenta el talento creativo ni la autonomía de quien se encuentra en situación de aprendizaje. 

Adaptación para enfrentar obstáculos y problemas

Adaptaciones ascendentes, descendentes y degradantes 


El significado de la palabra temple ofrece una diversidad muy rica de significaciones aplicables a la psicología humana. Connota moderación de la fuerza emocional y conlleva la idea de sosiego y equilibrio de los estados de ánimo. La capacidad que permite al sujeto enfrentar con serenidad las situaciones difíciles o peligrosas constituye su temple y su fortaleza, cualidades que no podrían gestarse si aquél, por falta de confianza en sí mismo y por pesimismo, se vería impedido de una mirada expansiva y confiada de la propia vida. 

El estigma sombrío del pesimismo

Violencia blanca que ennegrece y enturbia la mente 


Un condicionamiento que se comporta como un verdadero estigma mental, al punto de inmovilizar y enturbiar la percepción de la realidad, es el pesimismo. El pesimismo es otra de las “marcas” mentales que configuran obstáculos que perturban el ejercicio de la autonomía de pensamiento, al impedir al sujeto confiar en su capacidad cuando debe enfrentar un obstáculo, relacionarse o vivir cada día. En total contraposición con el concepto aristotélico de la vida como movimiento y renovación constante, la marca del pesimismo llega a ser indeleble en ciertos individuos, al opacarles la visión de la vida y del futuro mediante imágenes sombrías. 

El estigma agresivo de la soberbia

La violencia blanca que conduce a la humillación ajena 


Dicen que cuando dios decide perder a algún ser humano, le envía la soberbia. Parecería ser que para corregir, enseñar o castigar a quien transgredió alguna ley universal, a pesar de ello el todopoderoso le otorga posibilidades de recuperación y encauzamiento; jamás busca perderlo. Pero, siguiendo la metáfora, a quien querría perder para siempre y ausentarlo de su mirada le envía algo aparentemente liviano y sin contenido punitivo. Simplemente le envía la soberbia, que lo ha de enceguecer y alejar de todo, a fin de quedar fuera del circuito de la rehabilitación y de la auto-corrección. Así, con la soberbia el individuo queda fuera de sí mismo, alejado de la realidad y marginado de la comunidad de amigos y del vínculo afectivo con los demás. 

El estigma degradante de la envidia

Segunda parte 

Reversión del elogio y distorsión del esfuerzo como formas de violencia blanca 


En nuestra nota anterior mencionamos el estado de abatimiento que padece el envidioso por la falta de confianza en sí mismo, al quedar sumergido en las sombras del éxito ajeno. Ese estado degradante de la envidia se origina en procesos cognitivos que, por acción u omisión, por exceso o por defecto en la educación recibida en el pasado, generaron situaciones por las cuales, desde temprana edad, el niño advierte que lo que le gustaría poseer ya lo tiene otro y, en ausencia de un proceso reflexivo y de comprensión, fomenta un disgusto creciente ante la posesión ajena. Es lógico que este sentimiento se origine en quien, como el niño, todavía no ha logrado completar su formación con la toma de conciencia de sí mismo y de los demás. 

El estigma degradante de la envidia

Primera parte 

La violencia blanca que inhibe la alegría y la creatividad humana 


¿Cómo y por qué surgió la envidia en nuestras vidas? ¿Qué registros conscientes tenemos acerca de su origen? ¿Por qué nos incomoda el éxito y el bienestar ajenos? 

El estigma de la timidez

Violencia blanca ejercida por padres y docentes 


A fin de facilitar el proceso mayéutico que permita el re-diseño de una mente afectada por las diversas formas de violencia blanca, deberíamos introducirnos en el análisis de los condicionamientos que terminaron en conductas de timidez, envidia, soberbia, pesimismo y tantas otras que se pueden identificar a través del recurso instrospectivo. Ello permitirá comprender la fuente de la cual provienen tales comportamientos y que tuvieron su origen en determinadas etapas de la vida infantil, adolescente o adulta. 

Estigmas de la violencia blanca

Cómo llegar a ser el diseñador de la propia inteligencia 


Una característica de la violencia blanca es que, empezando por la propia víctima, casi nadie advierte cuando se la ejecuta y muy pocos detectan sus efectos y consecuencias. Salvo casos excepcionales, el destinatario no tiene elementos ni recursos mentales y emocionales que le permitan registrar la violencia ejercida sobre su mente y su sensibilidad. A diferencia de la violencia “roja” (conocida bajo las diversas formas de agresión física y verbal), la violencia “blanca” se alberga en los rincones más profundos y más escondidos de la mente que fue víctima. 

Violencia blanca y maltrato mental

Sus artífices y mentores ocultos 



Cuando se plantea el tema de la violencia, casi todo el mundo relaciona la misma al campo de los fenómenos visibles y de ejecución fácilmente demostrable por las formas exteriores de su manifestación a través de episodios que van de lo trivial a lo aberrante. Es la violencia en sentido genérico, que suele dejar marcas físicas (y mentales) aunque sean leves. Pero no se advierte la ejecución de lo que sería la “violencia blanca”, cometida de manera sutil e imperceptible, al punto de no ser registrada ni advertida por quien la sufre. A diferencia de la violencia física, que tiene como destinataria a cualquier parte del cuerpo, la violencia blanca se ejerce en la mente y la sensibilidad de la víctima. Es decir, tiene como destinataria el mundo interno y silencioso de quien la padece. 

Las violencias del pensamiento

Hipótesis cognitiva sobre la opulencia y la indigencia 


Sabemos que los tratados de sociología en general nos brindan abundantes teorías y enfoques acerca de la pobreza, la indigencia y la marginalidad y relacionan los factores y condiciones socio-culturales que provocan las mismas. Pero ello no es suficiente a la hora de encarar soluciones de fondo a los problemas complejos que derivan de tales estados. Es así como la explicación parcial y simplista de la violencia que hoy vivimos encuentra su lugar predilecto en el casillero de la pobreza. 

El modelo mental como origen de la masacre

Desafíos y oportunidades para la educación


Pasada la instancia policial de la masacre que comentamos en nuestra nota anterior y que sacudió a millones de personas, es necesario observar el modelo mental del cual provienen hechos de esa naturaleza. Si bien todo el mundo quedó impactado ante las dimensiones de una conducta imposible de etiquetar, habrá que centrar el análisis y la reflexión un poco más a fondo del suceso ocurrido y de la consternación provocada. Visto desde el punto de vista sistémico, todo acontecimiento es un efecto que se torna visible después de recorrer el laberinto de los modelos mentales del sujeto. Por tal razón, y para no quedarnos en la superficie y en la periferia de lo que sucede, es necesario superar el nivel de los efectos y avanzar en el análisis y consideración de la matriz de pensamiento que causa y origina sucesos de esta naturaleza.

Masacre real y crueldad mental

Entre la fantasía y la ejecución 


Momentos antes de que ocurra una masacre, como la que tuvo lugar en la fecha, el consumo virtual de la violencia se encuentra en su apogeo en las mentes de quienes ofertan y adquieren productos de múltiples, sofisticadas y artísticas formas. Hasta que alguien decide y decreta en su mente que va a pasar de la fantasía a la ejecución de la violencia. Y lo hace con la precisión del formato virtual original. En sentido estricto, la presentación virtual de la película que orientó la masacre de referencia, como en otros casos la existencia de videos y novelas, se comportan como verdaderos mapas que han de guiar en algún sujeto el acierto de la ejecución. 

Imágenes mentales: su poder constructivo y destructivo

Segunda parte: 

Energía mental organizada 


A diferencia de los casos que planteamos en la primera parte, relacionados con el poder de las imágenes cuando actúan como energía mental fuera de control, en la presente nota trataremos el caso de las imágenes que se presentan en la mente cuando el sujeto está emocionalmente equilibrado, cuando el artista, el profesional, diseñador o artesano están creando, o deben resolver un problema o mejorar una situación. En tales casos, las imágenes mentales se construyen con el dinamismo de un juego de libertad, actividad fecunda, bienestar y autonomía, diferentes a las imágenes cuya energía fuera de control convierten al individuo en un autómata. 

Imágenes mentales: su poder constructivo y destructivo

Primera parte: 

Energía mental fuera de control 


Si algo unifica a todos los seres humanos es que, sin excepción alguna, son usuarios de las imágenes mentales que construyen en cada momento de sus vidas. En cada instante y de manera a veces vertiginosa, a veces apacible, o cuando el sujeto actúa o cuando descansa, o cuando actúa bien o cuando actúa mal o destruye, siempre su mente está manejando y construyendo imágenes. Si observamos a cualquier grupo de personas, será fácil colegir que ninguna mente escapa a esa condición universal de estar ocupada con imágenes que deciden la acción a seguir por el sujeto. Esto significa que, además del rasgo general aludido en primer término, si la persona no sabe dominar sus imágenes, se convierte en un conspicuo seguidor ciego de las mismas, generando las respectivas conductas y comportamientos. 

El sufrimiento como moda

Suicidio oculto en los rincones del pensamiento 


Los rincones de la mente guardan secretos inaccesibles aún para el propio sujeto. De allí que la recomendación socrática del conócete a ti mismo no se refiere a una simple maniobra auto-diagnóstica propia de los test de personalidad. Tampoco se trata de identificar minuciosamente las emociones y condicionamientos que aquejan con frecuencia a cada individuo. Se trata de algo más profundo, de ir a aquellos rincones de la mente, desconocidos y de difícil acceso, a través de un proceso de comprensión y bajo la estricta condición de que su protagonista ejerza su autonomía intelectual y su titularidad sin ser sustituido por la opinión o el pensamiento ajenos. Es un trabajo de reflexión sin intermediarios que no se limita a un período de tiempo, sino que abarca todo el trayecto existencial del ser humano. 

Baja autoestima: origen cognitivo

El talento en medio de nubes mentales 


La insatisfacción es un estado emocional que puede, en ciertos casos, movilizar el talento creativo del artista, del profesional, del comerciante y de todos aquellos que aspiran a salir del estado actual en que se encuentran. Conscientemente advertida, la insatisfacción es un recurso que genera motivación y estímulo, por lo que no es de extrañar que se convierta en un auxiliar y en una fuerza emocional que podría impulsar al éxito. El problema surge cuando la insatisfacción se convierte en una fuerza emocional crónica que anula la lucidez mental y la capacidad de acción en virtud del inmovilismo que genera en una voluntad sin motivación. 

Adolescentes combativos frente a educadores confundidos

Cuando el docente inexperto no sabe qué hacer 


En el contexto actual del escenario escolar, aparece el adolescente combativo y convencido de que tiene que librar una lucha. Sea para hacer valer sus derechos ante las autoridades escolares que no lo comprenden, sea para negociar satisfactoriamente el acceso a beneficios razonables o inaceptables, sea para buscar la equidad de una calificación, sea para querer “zafar” con picardía, sea para lo que sea, en todos esos casos se requiere que los educadores, tanto en su papel de padres como de docentes, no se sientan confundidos y sin saber qué hacer. 

Vejez prematura y avejentamiento juvenil

Enfoque cognitivo de la vejez 


La vejez que va emergiendo y asomando serena y suavemente en el proceso natural de la vida, es el signo elocuente de una vida pletórica y de lucha que transita el trayecto creativo de la experiencia y el aprendizaje continuo. La vejez por “avejentamiento”, en cambio, es el signo de una vida mal vivida. 

Tiempo improductivo: ¿es posible recuperarlo?

Fracasos y pérdidas como experiencias valiosas 


La pérdida que más lamenta el ser humano es la pérdida del tiempo. A tal efecto, los mercantilistas a ultranza no dejan de señalar que “el tiempo es oro”. Aparentemente inocente, esa expresión hace sufrir y vivir en estado de inquietud y zozobra permanente a quienes tienen la propensión a sacar cuentas y calcular las ganancias no percibidas por el mal uso del tiempo. En ese tiempo cronológico, al que pertenecen el reloj, la agenda y el almanaque, se fracasa, se pierde y se gana. Pues todo se mide pensando en la rentabilidad del tiempo bien aprovechado. Pero esto no es suficiente si no se incorpora un estado de conciencia que permita descubrir la dimensión y valorar la fecundidad de un tiempo superior y trascendente.

Adultos ociosos y sin autoridad

Cómo llegar a ser dueño de sí mismo 


En nuestra nota anterior, planteamos la responsabilidad de todo educador de formar a sus hijos o alumnos, según el caso, para que en el futuro puedan lograr un aprovechamiento del tiempo libre y evitar buscar, a modo de “relleno”, vivencias carentes de sentido en la frivolidad de ciertos entretenimientos. Para lo cual, era necesario que los jóvenes aprendieran a organizar su mente y usar debidamente la inteligencia a fin de evitar el vacío, el aburrimiento y la rutina, propio de quienes no tienen nada que hacer porque están ociosos. Este es el desafío formativo de todo adulto que, por su experiencia, se supone que aprendió no sólo a usar el tiempo libre y hacerlo productivo, sino también a enseñar esto a quienes todavía están aprendiendo a vivir. 

Creatividad para el ocio versus rutina ociosa

EDUCAR PARA EL OCIO PARA NO TENER JÓVENES OCIOSOS


(Un nuevo escenario para padres y docentes)


Dicen que para ser creativo hay que disponer de cierto ocio. Puede ser así. También dicen que la tecnología acelera los procesos y procedimientos y que de esa manera se generan espacios de ocio. También los griegos hablaron del ocio. Y siguiendo la lista de los que dicen cosas relacionadas con el ocio, está la más elegante de todas y que forma parte de un capítulo de las ciencias de la educación. Ese capítulo postula, ya desde hace varias décadas, educar a las nuevas generaciones para el ocio. 

El aburrimiento mata la creatividad

Cómo salir de las zonas áridas de la rutina y el vacío 


Para lograr una referencia interna acerca de si ejercemos o no nuestra capacidad creativa en la vida cotidiana, debemos indagar y preguntarnos en qué estado mental nos encontramos. Seguramente podremos detectar e identificar un estado que muchas veces no se registra como inconveniente y que, para muchos, resultaría normal y hasta inofensivo. Se trata del aburrimiento, una palabra que no es para nada neutra sino, por el contrario, encierra el germen de la aridez de pensamiento y del vacío sensible de una persona. 

Cómo detectar la propia capacidad creativa

Lo que no es creatividad y simula serlo 


Es muy difícil responder a la pregunta acerca de nuestra capacidad creativa, pues algunos no creen tenerla y la gran mayoría se considera creativo e innovador. Estos últimos toman como referencia su predilección a sentarse sobre el escritorio cuando dictan una clase, el no usar traje o corbata para desafiar un ambiente formal, el cambiar de menú por el mero hecho de cambiar, o cualquier otra situación que salga de lo común o que muy pocos protagonicen. En rigor, estos comportamientos no miden la creatividad personal. No la miden porque son comportamientos externos que muchas veces conviven con el aburrimiento de quien los protagoniza. 

Creatividad es generar bifurcaciones conscientes

Apertura mental hacia nuevas hipótesis


En nuestra nota anterior establecimos que toda respuesta debe abrir el paso a nuevas preguntas. Esto, que en el campo científico, tecnológico o social constituye un desafío creativo para cualquier investigador, profesional o técnico, es la base cognitiva del desarrollo. La misma ciencia y cualquier tecnología aplicada a las diversas áreas de la vida social, se alimentan y nutren constantemente de esa apertura del conocimiento hacia nuevas hipótesis e interrogantes. Por eso, utilizando el concepto sistémico de bifurcación, diríamos que la capacidad creativa del sujeto (investigador, profesional, técnico, joven o adulto) se define por la formulación constante de nuevas preguntas ante las respuestas que va obteniendo en cualquier campo de la vida. 

Creatividad: su secreto y vitalidad

Pensamiento crítico y confrontación de hipótesis


A medida que los individuos conocen y aprenden, la inteligencia va logrando respuestas y conclusiones que formarán parte del bagaje conceptual, intelectual y moral de la vida humana, al punto de llegar a formar una red de conocimientos en beneficio propio y de los demás. Sin embargo, se aprecian diferencias muy notables en el modo como cada uno forma y construye el propio bagaje de conocimientos. Están aquellos que “guardaron” de manera definitiva y sin modificación alguna las respuestas que recibieron y las conclusiones que obtuvieron en algún momento, dando lugar a una suerte de “patrimonio cultural acumulado”. Por otra parte, están quienes han sometido las respuestas y las conclusiones obtenidas a una permanente renovación y modificación a través del pensamiento crítico y la confrontación de hipótesis. 


Enfoque sistémico-cognitivo del éxito y fracaso


Segunda parte: 

Aprender a identificar las bifurcaciones 

En nuestra nota anterior dejamos planteada una pregunta quizás difícil de responder pero que debiera introducirnos a la comprensión y descubrimiento de nuestra capacidad para identificar los propios puntos de bifurcación. Todo el acontecer de la vida humana está signado por la ecuación éxito-fracaso como un proceso transversal que recorre el trayecto de la vida desde la niñez hasta la madurez. Conviene aclarar que nos estamos refiriendo a la sensación de éxito o fracaso, independientemente de qué la provoque, pues lo que para algunos el progreso económico constituye un éxito, para quienes colocan la sensación de éxito en valores superiores, no es más que un simple medio. Igualmente, lo que para unos constituye un fracaso en una determinada área de la vida, no lo es para quienes colocan tal concepto en otras áreas o valores. 

Enfoque sistémico-cognitivo del éxito y fracaso

Primera parte: 

Crear puntos de bifurcación evolutiva

En la presente nota vamos a aplicar a la vida cotidiana, en su versión de éxito y fracaso, un tema que se vincula con la pérdida del equilibrio y estabilidad de los sistemas en general y que genera una discontinuidad o bifurcación que, en ciertos casos, puede conducir a la destrucción o al crecimiento del sistema. Este es un tema complejo que pertenece a la teoría de las catástrofes (R.Thom-E.C.Zeeman, 1960; ref. Charles François-GESI) y que adaptaremos para ilustrar cualitativamente la dinámica de la evolución humana en las diferentes instancias de la vida personal y social.

Un análisis de la verborragia sin ejecución

El camino silencioso del desorden social argentino 


La capacidad intelectual de los argentinos se evidencia sobre todo cuando nos vemos impelidos a resolver problemas acuciantes que parecieran revestir gravedad y urgencia. Frente a los escenarios tumultuosos, es muy probable que logremos una salida airosa. Pero esta cualidad muchas veces nos coloca en ciertas desventajas. Una de ellas es la elegancia oratoria que, cuando se la practica sin sentido, se transforma en verborragia. Y es esto último lo que hace creer a los propios argentinos que somos seres inteligentes y bien dotados. Seguramente los observadores de otro mundo terminen creyendo lo mismo. Utilizando una ironía, diríamos que si el que escucha a un argentino le cree, ese oyente no es argentino, porque si lo fuera no le creería. 


El origen de la entropía y del desorden social

Una hipótesis cognitiva 


Cuando una sociedad no encarna ni vive los valores básicos y esenciales de la convivencia y de la ética en la administración de sus proyectos, seguramente recurrirá al pernicioso hábito de declamar con cierta verborragia dichos valores y a postular recetas que, en el accionar cotidiano de sus integrantes, no se concretan ni ejecutan. Con este proceso declamatorio, y con su consiguiente desgaste físico y emocional, se inicia el desorden y comienza a transitarse el camino de la entropía y la desorganización. Pues la fantasía sobre lo que se debe hacer termina por neutralizar las decisiones y el accionar de cualquier proyecto. Este estado mental conlleva la falta de compromiso, que es, precisamente, el subterfugio para disfrazar con declamaciones, y por la vía del auto-engaño, la acción transformadora de la voluntad. 

Los riesgos de no comprender la complejidad

Las soluciones que surgen del mismo lugar del problema, crean nuevos problemas 


Consta por la experiencia cotidiana que muchas organizaciones, desde las relativamente simples hasta las más complejas, presentan un rasgo crítico que las afectan en su rendimiento interno y en el desarrollo de sus funciones. Ese rasgo configura un estado de “fisura”, que las presenta como “entrecortadas” por dentro, fragmentadas y atomizadas, con sectores, departamentos y equipos que mantienen un aislamiento injustificado e incomprensible, al punto tal que las decisiones a tomar y los problemas a resolver resultan cada vez más tortuosos y onerosos. Si a ello se agrega la idiosincrasia de los gerentes inseguros y la indecisión de los temerosos, la situación se vuelve caótica y hasta incontrolable, con un costo sistémico que podría conducir a un estado de entropía. 


LOS JÓVENES NO ESCUCHAN, SIMPLEMENTE MIRAN

Un análisis pedagógico de la incoherencia 


Con la presente nota finalizamos una breve secuencia de reflexiones relacionadas con la Escuela para Padres. A sugerencia de algunos lectores, trataremos hoy un tema que, si no se lo profundiza, los padres podrían pensar que sus hijos actúan por rebeldía y cierto desdén. Se trata de la tan mentada queja acerca de que los adolescentes parecería que no escuchan a sus mayores. Esto es verdad; los adolescentes y jóvenes no escuchan a sus mayores. Pero lo que éstos no saben, o saben a medias, es que aquéllos los miran con mucha atención, al punto de no perder el más insignificante de los detalles. 

No interesa la caída sino la capacidad para levantarse

Proteger a un hijo no implica impedirle que tropiece


Una de las características de nuestra cultura y que se manifiesta a lo largo de la vida de todo ser humano, es prevenir e impedir los tropiezos y las caídas, sobre todo cuando están en juego los propios hijos. Este es el comportamiento habitual por el que los padres, en general, viven pendientes y alarmados ante una posible caída o tropiezo de sus hijos, asimilándolo a la idea de fracaso, con la consiguiente angustia y dolor que quisieran evitarles a toda costa y con alta dosis de sobreprotección.

OPTAR ENTRE EL DERECHO AL RUIDO O EL DEBER DEL SILENCIO

La mayoría de los padres se atribuye y ejerce un derecho que, con apariencias de beneficio, termina siendo un verdadero perjuicio y obstáculo para el desarrollo de sus hijos. Es el derecho a intervenir y a hacer “ruido” con palabras y sugerencias que, aunque a veces suaves y generosas, terminan por aturdir la mente necesitada de silencio de quien busca la verdad sobre sí mismo. Este acto consciente es un acto silencioso y sereno; se opone al ruido de las palabras y de los comentarios y opiniones que provienen del exterior. Paradójicamente, en no pocas familias prevalece un ruido que dispersa y distrae esa búsqueda.

MIS HIJOS ME QUIEREN PERO NO ME SOPORTAN

MIS HIJOS ME QUIEREN PERO NO ME SOPORTAN

Esta es la expresión que surge de una sensación habitual en muchos padres que, a pesar de ser conscientes y estar convencidos del amor de sus hijos, refleja gran desconcierto, desazón y angustia. De allí que algunos padres se sientan decepcionados por una suerte de ingratitud que no es tal, otros se sientan cada vez más perplejos por una agresión que no es tal y otros permanezcan indiferentes o resentidos por una actitud que no se alcanza a comprender.

CUANDO EL DOCENTE NO DOMINA LA HERRAMIENTA ADECUADA

Si cuando hablamos de educación estamos pensando en la acepción educare, probablemente pensaremos que la herramienta para educar es el contenido y la información. Pero, según dijimos en una nota anterior, esta acepción es insuficiente, ya que coloca al docente en una situación de proveedor de datos e informaciones y fomenta la pasividad mental por ausencia de hipótesis. En la acepción EDUCERE, por el contrario, debemos pensar en herramientas centradas en el sujeto.

RIGIDEZ MENTAL E INADAPTABILIDAD A LOS CAMBIOS

En oposición a los sistemas cerrados y determinísticos, los sistemas abiertos tienen dispositivos de regulación para intercambiar con su entorno (como se observa en los sistemas biológicos, sociales y organizacionales). Cuando ese mecanismo de regulación se ve afectado, la relación sistema-entorno deja de ser fluida y el sistema pierde capacidad de reacción. En tal caso, se instalan funciones de retardo que pueden conducir a la inacción y a la inadaptabilidad profunda. Ello explica el proceso de la enfermedad en los sistemas vivientes, la burocracia en los sistemas administrativos y por qué ciertos sistemas se transforman en obsoletos o tienden a desaparecer. En tales situaciones, se instala un estado de rigidez, al mantener sin variación estructuras que han perdido su capacidad de transformación y de autorregulación para hacer frente a la dinámica impuesta por la relación sistema-entorno.

Didáctica y trabajo docente II

LAS TAREAS FÉRTILES QUE ACTIVAN Y DINAMIZAN LA MENTE


En nuestra nota anterior dejamos establecido que la forma como los estudiantes viven y realizan la tarea didáctica se comporta como un verdadero “sensor” de la vida escolar. En tal sentido, y a modo de indicador cualitativo para determinar el nivel de calidad y excelencia pedagógica, cabría pulsar la actividad cotidiana y las tareas institucionales que involucran a directivos, docentes y alumnos. Sin quedar circunscriptos al aula y abarcando las diversas relaciones y vínculos formales e informales, se podrá detectar si las actividades escolares promueven aburrimiento y falta de placer y alegría o generan motivación, confianza y entusiasmo.

Didáctica y trabajo docente I

LAS TAREAS INFÉRTILES QUE ADORMECEN EL TALENTO




Siendo el aprendizaje un proceso connatural a la vida misma, debe regirse por los principios de naturalidad y frescura creativa inherentes al dinamismo de la sensibilidad y a la lucidez de la inteligencia. Cuando el aprendizaje genera aburrimiento y hastío, algo funciona mal y no es, precisamente, el alumno el único y absoluto responsable de su dejadez y falta devoluntad para aprender. El problema de fondo a resolver por los docentes y directivos está dado en detectar si lo que se aprende promueve aburrimiento por sequedad y ausencia de placer y alegría o, por el contrario, si lo que se aprende genera motivación, confianza y entusiasmo. 

Inteligencia y aprendizaje

LA MEMORIZACIÓN ES EL TRABAJO FORZADO DE LA MENTE


La memorización mecánica constituye un trabajo forzado de la mente, ya que esclaviza al sujeto que está aprendiendo al sometimiento y dependencia a una información estática e inmóvil. Ello surge cuando la búsqueda natural de convicción, que alimenta la alegría de aprender mediante la verificación de la razón, es sustituida por la memorización mecánica de contenidos cuyo enunciado teórico y sin vida constituye la panacea del proceso conductista.

El descontrol de la mente y la violencia escolar II

Segunda parte

Si leemos los relatos que se suceden después de un hecho de violencia escolar, se podrá observar que la mayoría de esos relatos se refiere a datos, estadísticas, descripciones, conjeturas alrededor de ciertas condiciones ambientales, crisis de la autoridad escolar o familiar, crisis de valores y muchas más. Pero muy pocos refieren la correlación entre la violencia como efecto y la mente vacía, obnubilada o descontrolada que actúa como causa principal de cualquier desborde. 

El descontrol de la mente y la violencia escolar I

Primera parte

Parecería que los hechos que hoy estamos viviendo le dieron el gusto a la fantasía. Nadie puede explicar por qué ocurren ciertas aberraciones que antaño estaban en el cómodo catálogo de las cosas imposibles o de “las que nunca van a ocurrir”. Ese catálogo ya anticuado es el que nos está diciendo que todo es posible y se puede cumplir. Así, tenemos que en un lugar impensable, como la escuela, ocurren situaciones casi al modo de cualquier reducto carcelario cuyos internos liberan con violencia la violencia que tienen dentro de sí mismos.